Por fin ha llegado el momento de publicar este artículo, quiero agradecer de antemano a mi amigo, colega y H:. Ricardo Sáenz por incitarme a escribir sobre tan polémico tema y por aportar información tan valiosa que he de aceptar fue un tanto cuanto difícil de digerir con el fin de establecer la forma y el fondo de este texto, así mismo invito a quienes tienen el valor de leerme a que opinen abiertamente para generar dinamismo a las publicaciones, algunos de ustedes no se percatan del valor y peso de su punto de vista y otros simplemente opinan de la misma manera en que un pez escupe el agua, sin embargo el equilibrio de las opiniones encontradas le da al análisis esa especia tan condimentada llamada controversia.
Para comenzar aclaro que después de digerir cada detalle de esta publicación, decidí abordar el tema desde cinco puntos de vista diferentes, el enfoque social inherente a las masas y sus procesos multitudinarios, el enfoque religioso y sus inquebrantables dogmas desvelados y maitinieros, el enfoque espiritual plagado del esoterismo que le impele, el enfoque personal abundante en la complejidad de la mente humana y la conformación de sus rebuscados y a veces incongruentes procesos mentales así como el enfoque científico siempre avante en la búsqueda de respuestas y que no obstante peca con lujuria sobre la soberbia intelectual.
Desde el punto de vista social, la monogamia y la poligamia siempre han estado mezcladas dentro de la conducta humana, se ha develado una acérrima lucha atrincherada entre bastas opiniones que apoyan a una o a la otra, se ha referido con anterioridad por los estudiosos a los principios culturales que enmarcan muchas conductas sociales aceptadas por algunos países preferentemente orientales y a su vez totalmente declinadas por el mundo occidental; Se entiende por poligamia al hecho de que un hombre mantenga uniones con diferentes mujeres, si es a la vez o simultáneamente, sentido en que normalmente se usa el término poligamia en el espacio y por extensión, si las uniones son sucesivas sería poligamia en el tiempo, por el contrario la monogamia al ser la idea exacta inversa, no veo necesario conceptualizarla. No obstante es menester profundizar en la cotidianidad de las masas, esos momentos en el trabajo, en la escuela, en las fiestas etc. Es bien sabido que hasta en algunos pueblos los hombres se conglomeran en el centro de una plaza central mientras las mujeres desfilan alrededor de ellos inmersas en sus pláticas banales, luciendo sus mejores trapos y peinados, tratando de seducir desde la indiferencia a los hombrecitos ávidos de reconocimiento gonadal por parte de sus compañeros de juerga e incluso rivales potenciales, todo un espectáculo de vanidad y competencia habitual que determina la posición social de cada uno de ellos, heroicos se abalanzan desmesuradamente sobre las féminas transeúntes, depredan literalmente el más ligero gesto de aceptación encubierta con esa indiferencia campirana y vergonzosa inherente al sabor del pueblo, toman de la mano audazmente a una chica y comienzan el cortejo frente a toda la plaza, en ocasiones todo este ritual se desenvuelve bajo la excusa de alguna fiesta masiva, donde todos comienzan a bailar, sin embargo indudablemente este arrebato hormonal y socialmente establecido normalmente culmina en fricciones entre los hombres, que muchas veces requieren de su fiel escudero agavero de apellido etílico tanto para incitarse a la lucha animal como para dar el paso determinante al iniciar el contacto con el sexo opuesto.
David Barash y Judith Lipton |
Así mismo llevando esta idea a la urbe, podemos apreciar las fiestas de jóvenes o reuniones de adultos donde la pasarela es un tanto cuanto diferente, donde el nivel cultural dicta enfrentamientos más intelectuales que físicos, sin dejar jamás de lado estos últimos, que pueden darse hasta en las mejores familias. Comienza el cortejo fúnebre de aquellos pobres diablos que piensan iniciar una relación con la primer mujer que les preste un gramo de atención, más incitados por ver sucumbir a su rival que por interés auténtico por conocer a esa mujer que aparentemente les ha robado el corazón, a la cual cabe mencionar conocen de hace poco tiempo y no han caído en la cuenta de que tanto ellos como ellas están usando lo que hoy en día se consideran máscaras sociales, ese arte que todos manejamos y que brinda la facultad de amoldarnos a la personalidad de la otra persona, quien normalmente muestra el carácter más dominante, muchas veces la misma sociedad presiona al individuo a iniciar contacto con alguien del sexo opuesto, dícese del descrédito y de la mala fama por parte de los amigos quienes bien intencionadamente presentan mujeres al azar a sus hermanos de armas caídos tratando de jugar al Cupido, flechando a diestra y siniestra el ego y la inseguridad de sus compinches… pobres idiotas, pasado el tiempo sus corazones estarán rotos y sus egos fríamente enganchados convirtiéndose en contenedores de ira reprimida y canalizada bajo la práctica del ataque indirecto que fundamenta sus motivos en la inherente poligamia humana, y así sucesivamente la historia se repetirá por los siglos de los siglos amén. No cabe duda que el ser humano es tan inverve en lo que se refiere a la conciencia, me hace pensar que el verdadero opio de la sociedad descansa de sus usos y costumbres y la única responsable de su involución es ella misma.
La sociedad se ha mostrado permisiva con las satisfacciones personales e inmediatas de sus miembros, ha ido legislando y en consecuencia se ha dado un deterioro progresivo de los fundamentos y principios de la familia, sin plantearse que esas situaciones terminarán volviéndose contra la sociedad misma que se degrada vilmente y a la cual le surgen cada vez más problemas, directos o relacionados con esa misma degeneración social y costumbrista, para culminar con una miopía culpable, intentando abordar esos mismos problemas con medidas inmediatas contra aquellas consecuencias auto provocadas, desentendiéndose del verdadero fondo y forma de la cuestión.
Por otro lado la religión se ha mostrado inquebrantable en lo que a este tema se refiere. En la sociedad occidental de tradición netamente cristiana y católica que cuentan con legislaciones eclesiásticas sobre matrimonios basadas en su insolubilidad, con el tiempo se ha ido evolucionando hacia la permisividad y poco a poco fueron introduciéndose regulaciones sobre el divorcio eclesiástico y con él las consiguientes uniones posteriores; téngase presente que por un divorcio, el de Enrique VIII de Inglaterra, no admitido por la legislación de su país ni por Roma, se separó la Iglesia Anglicana de la Católica en el año 1532.
En el Nuevo Testamento está clara la apelación que hace Jesús a la unión única e insoluble del Matrimonio como nos transcribe el Evangelista San Marcos: "...pero al principio de la Creación los hizo Dios varón y hembra; por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y serán los dos una sola carne. Lo que Dios juntó, no lo separa el hombre. Vueltos a casa, de nuevo le preguntaron sobre esto los discípulos; y les dijo: El que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera contra aquella, y si la mujer repudia al marido y se casa con otro, comete adulterio…" Así o más claro! En resumen, una vez que te casas por la iglesia no hay vuelta de hoja, eso sí, hay que recordar que según esto fue “dicho” por un iluminado, a quien los pesares de la vida y sus propias lecciones no le provocaban el menor problema, alguien tan inmutable en el pensamiento dicta a los hombres en la época de la carne sobre el suelo que no deben siquiera ir en contra de su instinto, en verdad aplaudo la enseñanza, sin embargo no la comparto siendo totalmente incompatible con la época en que fue brindada, una época llena de misterios y un crecimiento social deplorable, donde la ciencia y la religión no podían debatir por miedo a la hoguera o a la crucifixión, en verdad fue atinado hablarle de monogamia a una sarta de cuasi canídeos sedientos de sangre y fluidos corporales? Donde el aspecto instintivo del hombre afloraba bajo la interdicción de sus actos? Cuando al destripar a un proscrito en el seno del bosque era considerado como acto justo por las autoridades regulatorias? Por favor, no eran capaces de evitar masturbarse entre la flora de la localidad, se dice que las relaciones sexuales se realizaban con una sábana de por medio, donde solamente se podía dar el coito a través de una perforación en la misma, por dios santo ni siquiera contemplaban la higiene y les estaban hablando de la monogamia y del matrimonio responsable? Y hoy en día, aún cuando mucha gente no cree en la iglesia ya, siguen casándose bajo el cobijo de esta institución, las mismas personas infieles y promiscuas osan casarse delante de un altar, para consecuentemente dar la espalda a su pasajera convicción destinada a atiborrarle el hocico a todos sus invitados, dejando ver el motivo ulterior de su hazaña, la opinión pública, o simplemente permitiendo que sus actos estén mediados por los deseos de terceras personas como los abuelos o los padres mismos. Hay personas que se casan por la iglesia por que a alguien más le habría encantado que lo hicieran, que manifestación tan excelsa de la libertad! Que monumental fracaso el permitir que una decisión tan proclive al error se tome dentro de una institución que ha dejado claro que no acepta la disolución de la misma, acaso la gente es reverendamente estúpida? Están siquiera consientes del obstáculo que representa dicha intrépida hazaña para un futuro en el que muy seguramente estarán buscando finiquitar esa estoica monogamia, declinar sus votos y juramentos una vez que se conozcan más? Y es entonces cuando ese mundo color de rosa se quebranta bajo el auspicio de la infidelidad, de la poligamia instintiva y rebosante de lujuria y erotismo, cuando cumplirán sus fantasías o se volcarán sobre el sexo opuesto como animales de famélicos atragantándose de carne, compitiendo de nuevo con otros rivales, la misma situación previa, pero ahora con temor a dios. Que panorama tan vehemente y tan prometedor.
Sin embargo lo interesante está por comenzar, cuando el enfoque primario devela el aspecto espiritual de ambas prácticas, y me refiero con espiritual contundentemente al esoterismo, el cual dicta sus reglas basándose en la energía de las personas, en los reflejos áuricos que cada individuo genera para poder ser acreedor a las lecciones kármicas que ponen a temblar hasta a la más dura e impenetrable conciencia.
Es bien sabido por muchos que cada cuerpo se rige a través de la vibración que se genera con el pensamiento, aquellos que piensan de manera negativa son proclives a la enfermedad y a la desgracia, por otro lado no es necesario unirse al club de los optimistas para recibir la bondad y buenaventura que nuestros propios actos otorguen, siempre pagados con creces según la teoría del espiral electromagnético del pensamiento y de la conciencia colectiva. Cuando un hombre o una mujer mantienen una relación monógama, sus cuerpos y almas se unifican de manera tal que incluso son capaces de entablar comunicación auténtica y bastante elevada bajo el ensordecedor sonido del silencio, mediante un suspiro o una mirada, e incluso hay quienes sostienen que pueden ir más allá de la comunicación manifestada de cualquier manera, sostienen que hay un punto, un cenit de la vibración mutua que les permite percibir los pensamientos el uno del otro y es a ello a lo que seguramente Jesús se refería al ser dos cuerpos que se unen en una sola carne, al juntar la energía y potencializarla durante el acto sexual complejo y totalmente sagrado, en ese punto donde la mente queda completamente detenida y literalmente se toca a dios, se engendrará a la criatura en donde todos y cada uno de los recursos naturales, intelectuales e inclusive genéticos de ambos se fusionan dando lugar al acto más sublime conocido por el hombre, el nacimiento de otro ser humano.
Por el contrario, al practicar la poligamia, cada individuo comienza a desperdiciar su energía en otras auras que no corresponden a su vibración, me refiero a que muchas veces las personas se conocen en la fiesta y llevados por el alcohol y la irresponsabilidad en demasía, se ligan sexualmente sin nunca observar que el pensamiento y el momento evolutivo de sus variadas parejas sexuales incipientes no es en lo absoluto acorde al suyo, y es entonces cuando el hombre o la mujer evolutivamente más desarrollado o desarrollada, comienza una involución de su propia conciencia, situándose por debajo de su propio crecimiento espiritual y compartiendo karmas que no le corresponden, aunado a ello la insatisfacción y hasta cierto punto asco disfrazado de arrepentimiento y malestar que experimentan y se albergan en lo más profundo de su pecho justo al término del acto sexual, cuando su máximo deseo es ver desaparecer a su contendiente sexual en turno del cual o de la cual pocas veces recuerdan el nombre o detalles importantes; Todo ello derivando tarde o temprano en una relación sexualmente formidable que comienza por enmascararse bajo las túnicas del amor y permite el derrame hormonal del enamoramiento, mejor conocido en el argot como “encularse”, para comenzar a repetir los esquemas propios de cada uno de los involucrados, donde comienzan por fincar la relación bajo sus temores, necesidades e inseguridades no resueltas, todo esto llevándoles por un torbellino de situaciones desfavorables y donde las verdaderas lecciones kármicas se suscitarán y desgraciadamente el común denominador de las parejas comenzarán el declive vertiginoso donde de no aprender y aprobar dichas lecciones, invariablemente terminarán con una ruptura dolorosa, victimizante y coodependiente que solo les desahuciará en las transitadas costas del apego patológico y la constante repetición de esquemas mentales, que una vez más les llevarán por el mismo camino y por el mismo final.
Desde el punto de vista personal, y a mi parecer el más importante, todo este ajetreo moral se reduce a unos pequeños factores determinantes en la conducta humana, como el miedo, la inseguridad y el alter ego escondido tras la apariencia de la necesidad reproductiva e instintiva del hombre.
La gente se ha acostumbrado a ser todo menos cautelosa en cuestiones del amor, se precipitan a tomar decisiones fundadas en problemas e incluso ciertas enfermedades de la psique. La mayor parte de las personas vienen acarreando durante su desarrollo a la adultez con problemas sin resolver principalmente con las figuras maternas y paternas, aquel rechazo que vivieron en algún momento, falta de atención, necesidad de cariño, de reconocimiento o de ser escuchados, pobreza tanto mental como financiera, reproches a las conductas y elecciones de los padres bajo ciertas circunstancias que derivan a una rebeldía absoluta hacia los esquemas y formas de pensar de la generación que precedió. Muchas ocasiones podemos encontrar relaciones donde la necesidad de atención domina e incluso representa las bases de la interacción de pareja, en algunas otras ocasiones una de las partes ve reflejada en su pareja a la figura materna o paterna inconclusa en sus mentes dando pié a la codependencia emocional por una o ambas partes.
En este enfoque no podemos catalogar a la monogamia y a la poligamia como buenas ni malas, simplemente como adecuadas o inadecuadas, dado que tanto una como la otra suelen traer consigo esas necesidades que anteriormente no fueron cubiertas y que reflejan un corzo ricorzo en el desarrollo de las personas poniendo las bases de ciertos esquemas incongruentes que se repiten una y otra vez, derivando claro está en el dolor y victimización inherentes a la ruptura como un par de párvulos berreando por su leche.
Tratando de profundizar un poco más en ello, comenzaré por la monogamia, donde se reflejan valores sociales muy marcados, la mayoría provenientes de la educación recibida, donde la lealtad juega una parte fundamental en la toma de decisiones de pareja; Por el momento no profundizaré en el enamoramiento salvo de manera poética, dado que en el ultimo enfoque podremos inmiscuirnos de lleno sobre su proceso químico. Al principio toda relación preferentemente sexual provoca un estadio de absoluta tonalidad rosa en la vida de las personas, esas mariposas moviéndose en el estómago y la obsesión por la pareja, todo el tiempo uno quiere estar haciendo el amor, besando y acariciando a ese pedacito de cielo encarnado que yace de frente, somos incapaces de percibir el más mínimo detalle que involucre al defecto, y es el defecto obvio el que se convierte en la más hermosa de las virtudes, cabe mencionar que bajo los efectos del coctel del amor, o sea, hormonas que nos producen un torrente pasional y nos ciegan ante el intelecto, propiamente dejamos a un lado ese tan aclamado libre albedrío dando paso al impulso que normalmente nos llevará a alguna lección kármica que finalmente teníamos que vivir, empero cuando los problemas comienzan a manifestarse, justo unos meses después cuando el amor eterno caduca, es cuando inicia el sufrimiento ante una mala elección previa y comenzamos a ver la verdadera personalidad de la pareja, ese monstruo malhumorado que despierta junto a nosotros cada mañana, dejando ver que pasados los juramentos y las promesas preponderantemente todo culmina en una relación desgastada donde lo único que se comparte ya son malos humores y malos olores.
Al pasar el tiempo, mientras la mente humana se esfuerza por corregir aquello incorregible desde su fundamento, las parejas comienzan a enganchar la relación utilizando medios muy alejados de los iniciales, ya sean los celos, las peleas, la inconformidad o los simples reclamos por uno u otro motivo, una vez suscitado esto y al normalmente no obtener respuesta por parte de la pareja, es cuando la gente comienza a fijar su atención en otras personas, buscando la candidez de su contacto, la alegría de la emoción o finalmente un sexo desenfrenado que catalice sus pesares y ausencias, una total catarsis de su enfado con la pareja a quien minuto a minuto consideran dejar atrás para inmiscuirse en otro tipo de relación simbólica mientras viven su período de luto enmarañados en una infranqueable batalla con el ego, donde de un momento al otro pasan de ser victimarios a sentirse víctimas del pasado, generando una urdimbre de rencores y contraposiciones que convergen en el tan aclamado odio recalcitrante que comienzan a demostrar por la pareja anterior. Sin duda alguna en ese momento donde todos pensamos “no volveré a amar a nadie y solo me dedicaré a depredar posibles acostones” se inicia el período polígamo adyacente a toda relación fallida, donde al no involucrar emociones, pasamos de una pareja en otra tratando de elevar nuestro amor propio y vanidad al cotizarnos entre el sexo opuesto, haciendo ejercicio y marcando el cuerpo, estudiando todo cuanto podamos, bueno, aclaro, el que nace para buey hasta la coyunta lame, hay quienes solo se quedan en el ejercicio y hay otros que consideran una buena conversación como parte del atractivo que deben manifestar durante la “cacería”, es totalmente hilarante ver como la gente se escuda bajo su primitivo instinto polígamo para esconder y allanar los pesares emocionales y evolutivos que le asolan, puesto que poco tiempo antes la fidelidad y la lealtad eran para ellos una total virtud bajo la cual fincaban su conducta y proyección, y ahora es solo una “mariconada” que están convencidos de que jamás ha sido y jamás será verdaderamente parte natural e instintiva del hombre, simplemente su hombría o feminidad se remarca mientras agreguen a su lista de éxitos cuantas parejas sexuales puedan, pavoneando como aves sus colores frente a quienes les rodean y son acordes a su vibración.
Ahora, para continuar sin más preámbulos, comenzaré con el suculento y nunca bien ponderado enfoque científico, les suplico que afinen su atención de aquí en adelante, puesto que el último round está por comenzar, tercera llamada… tercera!!
La ciencia es muy chistosa, osa determinar algo contundente cuando se descubre y se comprueba y sin embargo se traga sus palabras a la vuelta de la esquina, es así, al mismo tiempo tan máxima como tan ingenua.
Eduardo Punset, a quien he referido en el artículo sobre las neuronas espejo de la semana pasada, realizó una entrevista digna de mentes grandes a Judith Lipton una reconocida psiquiatra de Norteamérica y a su esposo David Barash, psicobiólogo de la Universidad de Washington, quienes escribieron un libro sobre la monogamia, en donde sostienen muchos puntos en extremo interesantes, entre los cuales comienzan por diferenciar que en las relaciones polígamas, el hombre principalmente busca tener relaciones sexuales con muchas mujeres mientras que por otro lado, la mujer deseosa de gran cantidad de sexo, es un poco más exigente en ese aspecto (cuando menos teóricamente, muchos conocemos varias que de plano se llevan de calle a un troglodita libidinoso) así mismo, la mujer está en una compleja búsqueda por la variedad sexual debido a los genes esperados así como a los recursos y beneficios que puede obtener del hombre, pero como basan su decisión los humanos? Muy simple; Los hombres por su parte se enfocan directamente en la copulación basándose en la belleza física primordialmente, sin embargo la mujer suele tener cuando menos dos puntos de vista ligados a su ovulación, ya que mientras la mujer se encuentra ovulando, hormonalmente sus gustos se centran sobre hombres muy masculinos, corpulentos, altos, con mucho pelo y hasta cierto punto como muchos hemos notado con cada belleza que anda con prácticamente neandertales, machos! y cuando no está en la etapa de la ovulación suelen preferir a aquellos carismáticos, sensibles y románticos de los cuales todavía hay algunos cuantos que valemos la pena.
Es muy fácil de entender la poligamia en el ser humano desde el momento que recordamos que la naturaleza misma dicta un camino anatómico muy accidentado y lleno de obstáculos en el tracto reproductor femenino, ya sea por los pliegues internos del músculo liso, el pH totalmente ácido que masacra a los espermatozoides y un sinfín de factores defensivos en su propia naturaleza femenina, los cuales tienen como objeto la selección del espermatozoide más apto para desempeñar la función reproductora, esta selección obviamente a diferencia de los animales es posible porque en la mujer la ovulación se oculta y no es perceptible a simple vista, de otra manera cualquier hombre podría tener la suerte de embarazar a una mujer y la ausencia de la discriminación de los genes nos tendría sumergidos entre retrasados mentales y conformistas productores y manifestantes de estulticias tanto políticas como sociales, si es que no lo estamos ya.
Como ya indiqué, la sensibilidad por ambas partes es un aspecto fundamental para la atracción, de esta manera todos estamos supeditados a tener varias posibles parejas al mismo tiempo bajo determinadas circunstancias, obviamente ahí es donde la mente sobre el cuerpo puede imponerse y diferenciarnos de los simples primates, cabe mencionar que desde un aspecto fisiológico, la naturaleza brindó al hombre de una cantidad ilimitada de espermatozoides durante toda su vida reproductiva y a la mujer la mantiene limitada en cuanto a la producción de los ovarios, siendo uno al mes. Empero, aquí comienza lo sinuoso del tema, la mujer aún estando limitada en la producción de sus óvulos, y que cada mes invierta grandes cantidades de energía conocida como ATP (adenosín-trifosfato) en la elaboración de uno solo, está perfectamente facultada para poder sostener muchas relaciones sexuales en un solo día, originalmente con las miras fisiológicas de aceptar a varios hombres para que la competencia espermática sea óptima y asegure la genética fuerte para su prole, y por otro lado, el hombre siendo ilimitado en la producción de espermatozoides y realizando una inversión metabólica que a corto plazo supera a la de la mujer, definitivamente no puede sostener relaciones sexuales durante todo el día con viabilidad seminal, desde esta observación comienza la contraposición natural sobre las facultades reproductivas de ambos sexos.
En Norteamérica se realizaron estudios del DNA en los nacidos durante los últimos 2 años y se encontró que entre el 3-4% de los bebés no correspondían genéticamente a uno de sus presuntos “padres”, así mismo en estudios posteriores, se descubrió que la infidelidad aunque fuera de una sola ocasión, fue reconocida por el 50% de los hombres y las mujeres en un 30%, ambos de occidente. De esta manera se puede aseverar que ni la biología, ni la primatología ni la antropología sostienen que la monogamia es natural, no obstante es menester aclarar aquello que es natural, de aquello que es normal o posible, siendo la primera tan sencilla como el acto de caminar y comer y la segunda como aquello que por raciocinio, voluntad, moral y valores sin descontar nunca a la convicción puede ser modificado dentro de la ontología del comportamiento humano, de tal forma Lipton y Barash concluyen en su libro, que la práctica de la monogamia, la cual no es natural, ha cumplido una función social determinada en la propia evolución humana.
Ya que la poligamia ha resultado triunfante frente a la monogamia, es momento de permitir a la ciencia confrontarse consigo misma y replicar, y como lo podrá hacer? Muy sencillo, con mas y mas ciencia aplicada. Para iniciar con esta parte, es necesario explicar las bases de la química de las relaciones humanas, prometo ser lo suficientemente digerible para que cualquiera me pueda entender, pero aclaro que este terreno no es absolutamente nada fácil, ni siquiera para algunos intelectuales.
El coctel del amor, así llamada aquella cascada hormonal que sentimos cuando percibimos esas maripositas en el estómago y nuestro semblante nos hace ver estúpidamente absortos en la imagen curvilínea de nuestra nueva pareja, está mediada principalmente por cuatro hormonas, las cuales son la testosterona, la dopamina, la norepinefrina (adrenalina) y la serotonina; la testosterona provoca ese pavoneo del cortejo y aumenta el apetito sexual, la dopamina nos hace estallar de placer al simplemente observar la mirada o los labios degustantes del erotismo silencioso, la norepinefrina es la que nos obliga a dar “El paso” en la relación, es la que nos mantiene de pié cuando nuestro cuerpo vibra y parece desmoronarse cuando está próximo el primer beso o al acto sexual y por último la serotonina es la que nos convierte en seres obsesivos y para donde volteamos nos deleitamos con el recuerdo sensorial de la experiencia, nos hace ser capaces de buscar el retoño en un suelo post-apocalíptico y es la responsable de la depresión amorosa. Estas hormonas están presenten durante el amor eterno y desaparecen a los 3 o 4 meses cuando éste caduca y da paso al amor por apego, al tan conocido amor per sé, y es aquí donde la ciencia alza su voz y contesta a sí misma…
El doctor Thomas R. Insel, director del instituto nacional de salud mental de Norteamérica, graduado en medicina en la universidad de Boston, realizó experimentos en ratones con los cuales compartimos mucho de nuestro DNA, el ratón de campo (Apodemus sylvaticus) y el ratón de monte (Oryzomys Albigularis). Siendo el primero un animal que demuestra por naturaleza la monogamia en su máxima expresión, comparte la vida entera con una sola pareja, comparte las responsabilidades en la crianza de su prole y siempre está al tanto de lo que su camada necesita, por otro lado el segundo es un ratón promiscuo y totalmente libertino, en quien la poligamia se manifiesta en su máximo esplendor. El doctor Insel por medio de un virus, logró replicar un gen obtenido del ratón de campo e insertarlo en el cerebro de un ratón de monte observando que el cambio en el comportamiento se enfocaba directamente en el aspecto sexual, provocando en el ratón del monte una conducta monógama perfecta, demostrando el animalito poder responsabilizarse por su prole al igual que su primo de campo.
Pero cual fue el gen que encontraron? A que se liga este procedimiento? Muy simple, todos los animales mamíferos tenemos dos hormonas que resultaron relacionadas con este comportamiento, en el hombre es la vasopresina, hormona que es generada en el hipotálamo y su actividad preponderante en el sistema es la de indicar a los riñones si debe o no conservar agua entre otras funciones, en la mujer se encuentra la oxitocina, también generada en el hipotálamo y que dentro de sus funciones, indica al riñón que elimine las sales, estimula la contracción del músculo liso del útero y provoca la secreción de leche entre otras varias funciones como la producción de las contracciones clásicas del orgasmo.
Ratón de monte |
Como resultado del estudio de Insel, se encontró que en los ratones monógamos el conteo hormonal de ambas sustancias era mucho mayor al de los polígamos, fue entonces cuando la ingeniería molecular tomó cartas en el asunto y observó que dentro de la doble hélice de DNA, justo en los nucleótidos donde se observa la adenina, guanina, citosina etc. Se encontraban las secuencias genéticas reguladoras de los receptores de estas mismas hormonas en el cerebro, a que se refiere eso? Una hormona llega al cerebro y se fija a su receptor (es igual que el efecto a los narcóticos, son sitios donde se alberga la sustancia y produce la reacción esperada) o sea que estas secuencias reguladoras, son las responsables de que un gen fabrique los receptores donde se fijarán estas hormonas!!!
Ratón de campo |
Nuestros genes están codificados en el DNA en secuencias que conocemos con 4 letras, A,G,C,U…. Entre gen y gen el DNA no se corta, porque es una cadena muy larga y poco estudiada, como una parte repleta de “letras”. De vez en cuando ese renglón casi infinito tiene una palabra con sentido, y eso es el gen, así que cuando termina esa palabra comienza un segmento largo de letras “sin sentido” que a mi parecer son no comprendidas mejor dicho. A ese tipo de secuencias las llamamos reguladoras, y son las responsables de que un gen fabrique su proteína en la dosis justa, en el sitio indicado y en el momento apropiado. Esto lo sabía Insel, que encontró que el gen del receptor de vasopresina del ratón polígamo estaba 460 letras separado de su secuencia reguladora, mientras que el mismo gen en el ratón monógamo distaba apenas 150 letras de su secuencia reguladora. ¿Podría ser la distancia entre el gen y su secuencia reguladora la responsable de dos conductas reproductivas diametralmente opuestas? Será entonces que la naturaleza contesta a la cuestión con la respuesta más obvia??? Acaso en nuestros genes están codificadas ambas conductas? O será que todo depende de la distancia de las secuencias reguladoras y a fin de cuentas estamos hablando de la misma acción simplemente menguante entre sus extremos, entonces será que el dominio sobre la naturaleza es mediado por la naturaleza genética misma? Eso señoras y señores, es el verdadero fundamento de la cuestión, ante la naturaleza no hay bueno ni malo, solo hay adecuaciones genéticas ante el mismo gen. Por ende concluyo que la conducta de la monogamia y la poligamia además de tener un sustento biológico también pueden estar sustentadas en temores, inhibiciones, presiones, modelos, coacciones, esfuerzos, concesiones, conveniencias y demás opiáceos. Pero una cosa es indiscutible, nuestra especie es preponderantemente monógama; pero la poligamia es moneda corriente.
He dicho…
De nuevo quiero agradecer a mi gran H:. Ricardo Sáenz por las contribuciones que realizó para la elaboración de este texto, así como por su siempre tan objetivo punto de vista, sin el cual probablemente yo estaría todavía tratando de entender el tema, gracias por su paciencia, su dedicación y su tiempo. definitivamente para él, la acacia le es muy conocida.